El goleador portugués, que este miércoles cumple 35 años, recupera su mejor versión a las puertas de la Liga de Campaones.

Desde que Cristiano Ronaldo se marchó del Real Madrid en el verano de 2018 -a cambio de 105 millones-, el Real Madrid ha marcado 166 goles en todas las competiciones. De esos 166, Benzema ha anotado 48. En el mismo tiempo, CR ha marcado apenas dos más (50), pero no es difícil imaginar que, en caso de haber seguido unidos, el Madrid tendría muchos más de esos 166. Al margen de esa duda, ya superada por ambas partes, lo cierto es que, siempre que hay una laguna goleadora en el Bernabéu, se mira de reojo al portugués que, recién estrenados los 35 años (este miércoles), sigue conservado en formol. Luce unos números impensables para nadie que haya soplado tantas velas. Es cierto que este curso lo comenzó al ralentí. En las primeras 13 jornadas de la Serie A apenas marcó cinco goles (se perdió dos jornadas por lesión y otra más por decisión de Sarri, que ha puesto este año especial hincapié en dosificarle los minutos). Sin embargo, gracias quizá a esa política del entrenador o gracias quizá a que, simplemente, CR es CR, en los últimos dos meses Cristiano se ha disparado. Acumula 14 goles en las últimas nueve jornadas, adornadas con un hat-trick (al Calgliari) y tres dobletes (Udinese, Parma y Fiorentina el pasado fin de semana).

Guerra civil en el Barcelona: Messi acusa a Abidal de "ensuciar" a toda la plantilla

El astro argentino salió al paso de las declaraciones del director deportivo del club: "La dirección deportiva también debe asumir sus responsabilidades. Si se habla de jugadores, hay que dar nombres". Leo Messi ha decidido abandonar la prudencia y ha apostado por tomar partido. En este caso, en contra de un Eric Abidal con quien compartió vestuario en el Camp Nou y que ejerce actualmente como secretario técnico de la entidad barcelonista. Unas polémicas declaraciones del francés al diario Sport, en las que culpó a la plantilla de la destitución de Ernesto Valverde, fueron el detonante. «Muchos jugadores no estaban satisfechos ni trabajaban mucho», señaló el ex jugador. Una afirmación que se encontró con una contundente respuesta por parte del capitán a través de las redes sociales. «Sinceramente, no me gusta hacer estas cosas, pero creo que cada uno tiene que ser responsable de sus tareas y hacerse cargo de sus decisiones. Los jugadores, de lo que pasa en la cancha, y además somos los primeros en reconocer cuándo no estuvimos bien. Los responsables del área de la dirección deportiva también deben asumir sus responsabilidades y, sobre todo, hacerse cargo de las decisiones que toman», respondió Messi.

Andoni Iraola: entre la magia copera de Anduva y el horizonte de San Mamés

Su retirada definitiva del fútbol la anunció el New York City en un discreto comunicado de prensa en noviembre de 2016: «Andoni Iraola se retira del fútbol». Pero su verdadero adiós había llegado mucho antes. El futbolista vasco se despidió de San Mamés, del Athletic Club, en mayo de 2015. Rueda de prensa acompañado de sus compañeros, gol en su último encuentro en La Catedral y homenaje para un One Club Man de corazón. Los libros dirán que después de abandonar Lezama jugó dos temporadas junto a David Villa, Andrea Pirlo y Frank Lampard en la Gran Manzana, pero el corazón de Iraola siempre ha estado en el mismo lugar. En San Mamés sueñan con que algún día su eterno capitán vuelva como técnico. Es el cuarto jugador con más partidos en la historia del club, 510, detras de Iribar (614), Txetxu Rojo (541) y Etxeberría (514). Una Supercopa de España, una final de la Europa League... Y tres finales de Copa del Rey, esas con las que ahora sueña él desde Anduva, el campo en el que se guardan toda la magia y todo el significado de lo que debe ser la Copa del Rey. El Mirandés ya hizo historia en 2012 llegando hasta las semifinales, donde cayó eliminado, curiosamente, por su Athletic. Los burgaleses han vuelto a poner su nombre entre los mejores de la competición, pero ya no son aquel equipo desconocido de Segunda B, ahora luchan en la categoría de plata y buscan reescribir la historia, no repetirla. Han dejado por el camino al Celta y al Sevilla, ambos en Anduva, y son el único equipo de Segunda vivo en la Copa. Hoy recibe al Villarreal, como en los dieciseisavos de 2012, con los aficionados neutrales de su lado por la ventaja de ser el pequeño. «Si empieza mal, tenemos que continuar con la pelea. Tenemos que saber seguir, tenemos que insistir, saber que habrá momentos de dificultad y mantenernos fuertes mentalmente», explicó ayer el míster, en un discurso de «pelea, fortaleza e insistencia» que calaría a la perfección en las gradas de San Mamés. Iraola también quiso acudir al factor Anduva. Un estadio pequeño y que revienta en las grandes ocasiones con una afición volcada: «Tener tanta gente apretará y nos dará fuerza», resumió. Sobre el césped, el Mirandés ha llegado hasta los cuartos de final de la Copa asimilando lo que era el Iraola jugador: no niega esfuerzos, ni individuales ni colectivos, tiene buen toque de balón, pero tampoco le preocupa salir jugando en largo, y por supuesto presiona el inicio de jugada rival en vez de esperar en su campo. Quizás por esa facilidad para inculcar sus ideas y esas similitudes, con escalas, entre el Mirandés y el Athletic, Iraola eligió Anduva como su primer banquillo en el fútbol español. Un tipo futbolísticamente romántico cuyo primer destino fue el juvenil del Antiguoko, club que también le vio hacerse futbolista ante de llegar a Lezama. De ahí a Grecia, también por cariño, por la amistad que le unía a Ander Murillo, ex compañero y director deportivo del AEK Larnaca en ese momento. Clasificó al club para la Europa League hasta que lo dejó en enero de 2019. En verano le llegó la oferta del Mirandés: «La idea de club y mi idea, cómo entendemos el fútbol, por qué modelo queremos apostar y cómo hacemos las cosas, van de la mano», explicó en su presentación, en la que ya hablaba de «perder el respeto» a los rivales. Meses después lo han hecho y están listos para reescribir la historia.